REGISTRO DE YOGA

Sri Aurobindo

 

LOS SIETE CHATUSTHAYA

Investigación y prácticas sobre el modelo seguido por Sri Aurobindo para su realización en su Registro de Yoga

 

 

 

 

Estudio Chatusthaya segundo: SHAKTI (Dehashakti -el cuerpo-, Pranashakti -el vital-, Chittashakti -la conciencia básica subyacente o mente subliminal-, Buddhishakti -la inteligencia, razón o capacidad asociativa mental-)

 

 

 

Dado que hasta este momento no se han encontrado exposiciones más claras sobre la purificación y transformación del cuerpo (dehashakti) en "Registro de Yoga", tomamos lo que dice Sri Aurobindo de este mismo tema en su obra Síntesis del Yoga, Libro III, Capítulo XIV, EL PODER DE LOS INSTRUMENTOS.

 

 

2.2

SHAKTI

Fuerza que mantiene en su estado de perfección (purificados) más alto a cuerpo, prana, chitta y buddhi.

 

“El segundo miembro del Yoga de autoperfección es el poder elevado, ampliado y rectificado de los instrumentos de nuestra Naturaleza normal. El cultivo de esta segunda perfección no requiere buscar la seguridad de la mente y espíritu iguales, sino que está sólo en aquella seguridad que puede completarse y actuar con la certeza de la guía divina. El objeto de este cultivo es convertir a la naturaleza en instrumento apto de las obras divinas. Toda obra se realiza mediante el poder, mediante Shakti, y puesto que el Yoga integral no contempla el abandono de las obras, sino más bien un cumplimiento de todas las obras desde la conciencia divina y con la guía suprema, los poderes característicos de los instrumentos, la mente, la vida y el cuerpo, deben no sólo purificarse de efectos sino también elevarse hasta lograr una capacidad para esta acción mayor. Al fin deben experimentar una transfiguración espiritual y supramental.”

 

 

 

Estudio según Registro de Yoga y según Síntesis del Yoga, Libro III (a), referido a Dehashakti

 

A continuación se transcribe lo referido al “cuerpo” en mencionado capítulo:

(“”)

 

2.2.1

Dehashakti (el cuerpo físico)

Purificación y trasformación del cuerpo

 

CONSTRUCIÓN DE UN CUERPO NUEVO

Hay cuatro miembros de esta segunda parte de la sadhana o disciplina de autoperfección y el primero de ellos es la shakti correcta, la condición correcta de los poderes de la inteligencia, del corazón, y de la mente y el cuerpo vitales. Por ahora sólo es posible sugerir una perfección preliminar del último de estos cuatro, pues el siddhi pleno habrá que encararlo luego que hable de la supermente y de sus influencias sobre el resto del ser. El cuerpo es no sólo el instrumento externo necesario de la parte física de la acción, sino también, a los fines de esta vida, una base o pedestal de toda acción interior. Todo accionar de la mente o espíritu tiene su vibración en la conciencia física, se registra allí en una especie de connotación corporal subordinada y se comunica con el mundo material, al menos parcialmente, a través de la máquina física. Pero el cuerpo del hombre tiene limitaciones naturales en esta capacidad que impone sobre el juego de las partes superiores de su ser. Y, en segundo lugar, tiene una conciencia subconsciente propia, en la que conserva, con obstinada fidelidad, los hábitos pasados y la naturaleza pasada del ser mental y vital, y que se opone y obstruye automáticamente cualquier gran cambio ascendente o, al menos, le impide convertirse en transformación radical de la naturaleza toda. Es evidente que si hemos de tener una libre acción divina o espiritual y supramental, conducida por la fuerza, y que asuma el carácter de una energía más divina, debe efectuarse alguna transformación regularmente completa en este carácter externo de la naturaleza corporal. Quienes buscan la perfección siempre sintieron que el ser físico del hombre es un gran impedimento, existiendo el hábito de apartarse de él con desprecio, negación o aversión y con un deseo de suprimir por completo, o en la medida de lo posible, al cuerpo y a la vida física. Pero este no puede ser el método correcto del Yoga integral. Recibimos el cuerpo como único instrumento necesario para la totalidad de nuestras obras y ha de ser usado, no dejado de lado, herido, suprimido ni abolido. Si es imperfecto, recalcitrante y obstinado, también lo son los otros miembros, el ser, el corazón, la mente y la razón vitales. Como ellos ha de cambiarse y perfeccionarse y experimentar una transformación. Así como debemos obtener una nueva vida, un nuevo corazón, una nueva mente, de igual manera tenemos en cierto sentido que construirnos un nuevo cuerpo.

 

Lo primero que la voluntad ha de realizar con el cuerpo es imponerle progresivamente un nuevo hábito de todo su ser, conciencia, fuerza y acción externa e interna. Debe enseñársele una entera pasividad primero hacia los instrumentos superiores, pero eventualmente hacia el espíritu y su Shakti controladora e informadora. Debe acostumbrarse a no imponer sus propios límites sobre los miembros más nobles sino a modelar su acción y su respuesta según sus demandas, a desarrollar, podría decirse, una connotación superior, una superior escala de respuestas. Por ahora la connotación del cuerpo y de la conciencia física tiene un poder muy vastamente determinante sobre la música compuesta por esta arpa humana de Dios; las notas que obtenemos del espíritu, del alma psíquica, de la vía mayor que está detrás de nuestra vida física, no pueden entrar libremente, no pueden desarrollar su tono elevado, potente y apropiado. Esta condición debe invertirse; el cuerpo y la conciencia física deben desarrollar el hábito de admitirse y amoldarse a estos tonos superiores y no aquellos, sino las partes más nobles de la naturaleza deben determinar la música de nuestra vida y ser.”

 

 

     2.2.1.1 Mahattwa

     Sentido de la Fuerza (grandeza, amplitud)

 

     2.2.1.2 Balaslagha (Balam)

     Sentido de fuerza y energía

 

     2.2.1.3 Laghuta

     Sentido de completa ligereza

 

     2.2.1.4 Dharanasamarthyam

     El poder de contener sin esfuerzo ni reacción cualquier operación por intensa y constante que sea, de energía, por grande y potente que sea.

 

El control del cuerpo y la vida por parte de la mente y su pensamiento y voluntad es el primer paso hacia este cambio. Todo yoga implica llevar ese control hasta una cima muy elevada. Pero después la mente debe dar cabida al espíritu, a la fuerza espiritual, a la supermente y a la fuerza supramental. Y finalmente el cuerpo debe desarrollar un poder perfecto para controlar cualquier fuerza introducida por el espíritu y para contener su acción sin pérdida ni derroche, y sin quebrantarse ella misma. Debe ser capaz de ser llenada y usada potentemente por cualquier intensidad de la mente espiritual o superior o fuerza vital sin que parte alguna del instrumento mecánico sea agitada, volcada, rota o dañada por la intrusión o presión, como se lesionan a menudo el cerebro, la salud vital o la naturaleza moral de aquellos que intentan la práctica Yóguica sin preparación o con medios indebidos, o temerariamente invitan a un poder que son incapaces de soportar intelectual, vital y moralmente y, lleno de esa forma, debe tener capacidad para trabajar normal, automática y correctamente de acuerdo con la voluntad de aquel medio espiritual o de otra índole, ahora inusual, sin distorsionar, disminuir ni traducir equivocadamente su intención y tono. Esta facultad de controlar, dháranasakti, la conciencia física, la energía y la maquinaria, es el más importante siddhi o perfección del cuerpo.

 

El resultado de estos cambios será convertir al cuerpo en un perfecto instrumento del espíritu. La fuerza espiritual será capaz de hacer lo que quiera, como lo quiera, en y a través del cuerpo. Será capaz de conducir una acción ilimitada de la mente o, en una etapa superior, de la supermente, sin que el cuerpo traicione la acción por fatiga, incapacidad, ineptitud o falsificación. También será capaz de verter una corriente plena de fuerza vital en el cuerpo y de llevar a cabo una vasta acción y dicha del perfeccionado ser vital sin aquella disputa y disparidad que es la relación de los instintos vitales e impulsos vitales normales con el insuficiente instrumento físico que están obligados a usar. Y también será capaz de llevar a cabo una acción plena del ser psíquico espiritualizado, no falsificado, degradado ni de modo alguno estropeado por los instintos inferiores del cuerpo, y de usar la acción y expresión físicas como connotación libre de la vida psíquica superior. Y en el cuerpo mismo se hará patente una grandeza de fuerza sustentadora, una fortaleza, energía y pujanza abundantes de fuerza emanante y rectora liviandad, velocidad y adaptabilidad del ser nervioso y físico, poder controlador y responsivo en toda la máquina física cuyos resortes principales, hasta los más fuertes y óptimos son incapaces.

 

UTILIZACIÓN DE LA ENERGÍA PRÁNICA

Esta energía no será, en su esencia, una fortaleza externa, física ni muscular, sino de la naturaleza, primero, de un poder vital o fuerza pránica irrestringida, segundo, sosteniendo y usando esta energía pránica, de un poder volitivo superior o supremo que actúa en el cuerpo. El juego de la shakti pránica en el cuerpo o forma es la condición de toda acción, incluso de la acción física más aparentemente inanimada. Es el Prana universal, como lo conocieron los antiguos, que en diversas formas sostiene o maneja la energía material en todos los seres físicos desde el electrón, el átomo y el gas a través del metal, el vegetal, el animal y el hombre físico. Lograr que esta shakti pránica actúe más libre y vigorosamente en el cuerpo es, a sabiendas o no, el intento de todos quienes pugnan por una perfección mayor del cuerpo o en el cuerpo. El hombre común procura regirla mecánicamente con ejercicios físicos y otros medios corporales, y el Hathayogin con mayor alcance y flexibilidad, pero aun mecánicamente mediante el Asana y el Pranayama; pero para nuestros fines puede ser regida con medios más sutiles, esenciales y flexibles; primero, mediante una voluntad en la mente que se abre ampliamente y convoca potentemente a la shakti pránica universal en la que nos recogemos y que fija en el cuerpo su presencia más vigorosa y accionar más potente; segundo, mediante la voluntad en la mente que más bien se abre al espíritu y a su poder y convida de lo alto una energía pránica superior, una fuerza pránica  supramental; tercero, el último paso, mediante la suprema voluntad supramental del espíritu que entra y asume directamente la tarea de la perfección del cuerpo. De hecho, siempre es realmente una voluntad interior que maneja y efectiviza el instrumento pránico incluso cuando usa lo que parece un medio puramente físico; pero al principio depende de la acción inferior. Cuando más nos elevamos, la relación se invierte gradualmente; entonces es capaz de actuar en su propio poder o de manejar el resto sólo como instrumentación subordinada.

 

La mayoría de los hombres no es consciente de esta fuerza pránica en el cuerpo o no puede distinguirla de la forma más física de la energía que informa y usa como su vehículo. Pero a medida que la conciencia se torna más sutil mediante la práctica del Yoga, podemos llegar a ser conscientes del mar de la shakti pránica que nos rodea, sentirlo con la conciencia mental, concretamente con un sentido mental, ver sus cursos y movimientos, y dirigir y actuar sobre él inmediatamente a través de la voluntad. Pero hasta que lleguemos, de esa manera, a ser conscientes de él, tenemos que poseer un accionar o, al menos, una fe experimental en su presencia y en el poder de la voluntad para desarrollar un mandato mayor y usar esta fuerza pránica. Es necesaria una fe, sraddhá, en el poder de la mente para ubicar su voluntad en el estado y acción del cuerpo, como el que tienen quienes curan enfermedades mediante la fe, la voluntad o la acción mental; pero debemos buscar este control no sólo para este o cualquier otro uso limitado, sino generalmente como poder legítimo del instrumento interior y mayor sobre el instrumento exterior y menor. Esta fe es combatida por nuestros hábitos mentales pasados, por nuestra real experiencia normal de su comparativo desamparo en nuestro actual sistema imperfecto y por una creencia opuesta en el cuerpo y la conciencia física. Pues aquellos también tienen un sraddhá propio que se opone a la idea en la mente cuando buscan imponer en el sistema la ley de una perfección superior pero aún inalcanzada. Pero a medida que persistimos y descubrimos este poder que da evidencia de sí a nuestra experiencia, la fe en la mente será capaz de fundamentarse más firmemente y de crecer con vigor y la fe opuesta, en el cuerpo cambiará, admitirá lo que primero negara y no sólo aceptará en sus hábitos el nuevo yugo sino que también reclamará esta acción superior. Finalmente comprenderemos la verdad de que este ser que somos es o puede llegar a ser cuanto tenga la fe o voluntad de ser –pues la fe es sólo una voluntad que apunta hacia una verdad mayor-, y dejaremos de limitar nuestra posibilidad o de negar la omnipontencia potencial del Yo en nosotros, del Poder divino que trabaja a través del instrumento humano. Sin embargo, al menos como fuerza práctica, eso se produce en una etapa posterior de elevada perfección.”

 

 

 

CONCLUSIONES:

CONTROL DEL CUERPO

 

Debe enseñársele una entera pasividad primero hacia los instrumentos superiores, pero eventualmente hacia el espíritu y su Shakti controladora e informadora.

 

El control del cuerpo y la vida por parte de la mente y su pensamiento y voluntad es el primer paso hacia este cambio. Todo yoga implica llevar ese control hasta una cima muy elevada. Pero después la mente debe dar cabida al espíritu, a la fuerza espiritual, a la supermente y a la fuerza supramental (es decir, al Ser Central).

 

Convertir al cuerpo en un perfecto instrumento del espíritu.

La fuerza espiritual (el Ser Central) será capaz de hacer lo que quiera, como lo quiera, en y a través del cuerpo. Por ejemplo:

- Será capaz de conducir una acción ilimitada de la mente o, en una etapa superior, de la supermente, sin que el cuerpo traicione la acción por fatiga, incapacidad, ineptitud o falsificación. 2.2.1.4 Dharanasamarthyam (Samarthyam)

 

- Verter una corriente plena de fuerza vital en el cuerpo y llevar a cabo una vasta acción y dicha del perfeccionado ser vital sin aquella disputa y disparidad que es la relación de los instintos vitales e impulsos vitales normales con el insuficiente instrumento físico que están obligados a usar.  2.2.1.1 Mahattwabodho (Mahattwa)

 

- Llevar a cabo una acción plena del ser psíquico espiritualizado, no falsificado, degradado ni de modo alguno estropeado por los instintos inferiores del cuerpo, y de usar la acción y expresión físicas como connotación libre de la vida psíquica superior. 2.2.1.2 Balaslagha (Balam)

 

- Y en el cuerpo mismo se hará patente una grandeza de fuerza sustentadora, una fortaleza, energía y pujanza abundantes de fuerza emanante y rectora (122) liviandad, velocidad y adaptabilidad del ser nervioso y físico, poder controlador y responsivo en toda la máquina. 2.2.1.3 Laghuta

 

 

CONTROL DEL CUERPO MEDIANTE LA SHAKTI PRÁNICA

 

PARA EFECTUAR ESTA PURIFICACIÓN Y TRASFORMACIÓN del cuerpo utilizaremos la energía, prana o Shakti (poder) pránica. -- Es el Prana universal, como lo conocieron los antiguos, que en diversas formas sostiene o maneja la energía material en todos los seres físicos desde el electrón, el átomo y el gas a través del metal, el vegetal, el animal y el hombre físico. Lograr que esta shakti pránica actúe más libre y vigorosamente en el cuerpo es, a sabiendas o no, el intento de todos quienes pugnan por una perfección mayor del cuerpo o en el cuerpo. –

 

La Shakti (poder) pránica puede ser regida con medios sutiles, esenciales y flexibles;

-primero, mediante una voluntad en la mente que se abre ampliamente y convoca potentemente a la shakti pránica universal en la que nos recogemos y que fija en el cuerpo su presencia más vigorosa y accionar más potente;

-segundo, mediante la voluntad en la mente que más bien se abre al espíritu y a su poder y convida de lo alto una energía pránica superior, una fuerza pránica  supramental;

-tercero, el último paso, mediante la suprema voluntad supramental del espíritu que entra y asume directamente la tarea de la perfección del cuerpo.

 

 

FE EN LA SHAKTI PRÁNICA

Es necesaria una fe, sraddhá, en el poder de la mente para ubicar su voluntad en el estado y acción del cuerpo, como el que tienen quienes curan enfermedades mediante la fe, la voluntad o la acción mental; pero debemos buscar este control no sólo para este o cualquier otro uso limitado, sino generalmente como poder legítimo del instrumento interior y mayor sobre el instrumento exterior y menor.

Esta fe es combatida por nuestros hábitos mentales pasados, por nuestra real experiencia normal de su comparativo desamparo en nuestro actual sistema imperfecto y por una creencia opuesta en el cuerpo y la conciencia física. Pues aquellos también tienen un sraddhá propio que se opone a la idea en la mente cuando buscan imponer en el sistema la ley de una perfección superior

 

 

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12:37 03/07/2011

Estudio libre (aurguki) (b), referido a Dehashakti

 

2.2.1 Dehashakti (el cuerpo físico)

Purificación y trasformación del cuerpo

El poder, la capacidad y la correcta actividad del ser físico.

 

Básicamente la perfección del cuerpo está basada en dharanasamarthyam (2.2.1.4) (x) que es,

- el poder de soportar toda la corriente de fuerza, de ananda, de conocimiento  y de ser que desciende a la mente, al prana, y a las funciones vitales y corporales con el progreso del siddhi

- el poder de contener sin esfuerzo ni reacción cualquier operación por intensa y constante que sea, de energía, por grande y potente que sea (y).

- el sentido de grandeza de una fuerza sostenedora, afirmación de fuerza, ligereza, capacidad de soportar todos los trabajos de la energía (todos estos atributos constituyen el poder del cuerpo -dehasya-)

 

Los otros tres (2.2.1.1 Mahattwa, 2.2.1.2 Balam, 2.2.1.3 Laghuta) son la preparación para efectivizar "dharanasamarthyam", esto es, el cuerpo ha de adquirir:

 

2.2.1.1 Mahattwa

Sentido de cierta masa y fuerza: volumen, cuerpo, complexión, constitución, estructura  -   resistencia, dureza, firmeza, potencia, entereza, fortaleza, integridad, aguante, plenitud

 

2.2.1.2 Balam

Sentido de fuerza y energía (balam): brío, voluntad, ardor, pujanza, impulso, disposición, calor, valor, actividad

 

2.2.1.3 Laghuta

Sentido de cierta ligereza: liviandad, velocidad, adaptabilidad, frescura, lozanía, imperturbabilidad, equilibrio, serenidad, dulzura, juventud, vigor, claridad, relajación, descanso

 

 

Dado que el cuerpo físico está dirigido por la envoltura vital la importancia de esta y la utilización de la energía pránica para regular sus funciones es evidente y concluyente (z). Igualmente alcanzar estás capacidades será posibles gracias a lo que Auro determina como “mente material”.

 

 

En Síntesis del Yoga, Libro III, Capítulo XIV, EL PODER DE LOS INSTRUMENTOS:

(x)

Esta facultad de controlar, dháranasakti (Aurobindo así lo llama en este libro), la conciencia física, la energía y la maquinaria, es el más importante siddhi o perfección del cuerpo. 

 

(y)

El resultado de estos cambios será convertir al cuerpo en un perfecto instrumento del espíritu. La fuerza espiritual será capaz de hacer lo que quiera, como lo quiera, en y a través del cuerpo. Será capaz de conducir una acción ilimitada de la mente o, en una etapa superior, de la supermente, sin que el cuerpo traicione la acción por fatiga, incapacidad, ineptitud o falsificación. También será capaz de verter una corriente plena de fuerza vital en el cuerpo y de llevar a cabo una vasta acción y dicha del perfeccionado ser vital sin aquella disputa y disparidad que es la relación de los instintos vitales e impulsos vitales normales con el insuficiente instrumento físico que están obligados a usar. Y también será capaz de llevar a cabo una acción plena del ser psíquico espiritualizado, no falsificado, degradado ni de modo alguno estropeado por los instintos inferiores del cuerpo, y de usar la acción y expresión físicas como connotación libre de la vida psíquica superior. Y en el cuerpo mismo se hará patente una grandeza de fuerza sustentadora, una fortaleza (2.2.1.1), energía y pujanza abundantes de fuerza emanante (2.2.1.2) y rectora liviandad, velocidad y adaptabilidad del ser nervioso y físico (2.2.1.3), poder controlador y responsivo en toda la máquina física cuyos resortes principales, hasta los más fuertes y óptimos son incapaces.

 

(z)

Esta energía no será, en su esencia, una fortaleza externa, física ni muscular, sino de la naturaleza, primero, de un poder vital o fuerza pránica irrestringida, segundo, sosteniendo y usando esta energía pránica, de un poder volitivo superior o supremo que actúa en el cuerpo. El juego de la shakti pránica en el cuerpo o forma es la condición de toda acción, incluso de la acción física más aparentemente inanimada. Es el Prana universal, como lo conocieron los antiguos, que en diversas formas sostiene o maneja la energía material en todos los seres físicos desde el electrón, el átomo y el gas a través del metal, el vegetal, el animal y el hombre físico. Lograr que esta shakti pránica actúe más libre y vigorosamente en el cuerpo es, a sabiendas o no, el intento de todos quienes pugnan por una perfección mayor del cuerpo o en el cuerpo. El hombre común procura regirla mecánicamente con ejercicios físicos y otros medios corporales, y el Hathayogin con mayor alcance y flexibilidad, pero aun mecánicamente mediante el Asana y el Pranayama; pero para nuestros fines puede ser regida con medios más sutiles, esenciales y flexibles; primero, mediante una voluntad en la mente que se abre ampliamente y convoca potentemente a la shakti pránica universal en la que nos recogemos y que fija en el cuerpo su presencia más vigorosa y accionar más potente; segundo, mediante la voluntad en la mente que más bien se abre al espíritu y a su poder y convida de lo alto una energía pránica superior, una fuerza pránica  supramental; tercero, el último paso, mediante la suprema voluntad supramental del espíritu que entra y asume directamente la tarea de la perfección del cuerpo. De hecho, siempre es realmente una voluntad interior que maneja y efectiviza el instrumento pránico incluso cuando usa lo que parece un medio puramente físico; pero al principio depende de la acción inferior. Cuando más nos elevamos, la relación se invierte gradualmente; entonces es capaz de actuar en su propio poder o de manejar el resto sólo como instrumentación subordinada.

 

 

ALGUNAS ALUSIONES EN REGISTRO DE YOGA:

 

DHARANASHAKTI

El samadhi sólo resulta oscurecido por el imperfecto dharanashakti -el poder del cuerpo para soportar cualquier fuerza que llegue a él procedente del Espíritu y contenerla sin desperdiciarla y sin derrumbarse ante ella- de la mente material.

Ha habido pruebas de un aumento en la fuerza corporal y en pravritti, pero todavía no de suficiente dharanasamarthyam -la capacidad del cuerpo para soportar sin esfuerzo ni reacción cualquier trabajo por intenso y constante que sea, cualquier energía, por grande y poderosa que sea- (dhriti, sthairyam -firmeza, fortaleza; constancia, estabilidad-) de una ocupación única.

 

Ahora, al estar sentado, se manifiesta un continuo e intenso ananda, con dharanashakti detrás en el cuerpo mental apoyando al pranakosha en su actividad.

 

El fuerte sahaituka intenso todavía deja una duda respecto a si el cuerpo es capaz de soportar y por tanto mantener su prolongación y su aumento indefinido. Este dharana-samarthya ha de determinarse para asegurar la permanencia. Cuando esté establecido, el Ananda ayudará a reforzar el arogya perfecto en el cuerpo.

 

DEHASHAKTI

Los defectos en la fuerza de I y II [primer y segundo chatusthayas] están siendo corregidos rápidamente, excepto en dehashakti.

 

 

Consideraciones:

La realización de este chatus es progresiva, según se vayan desarrollando el resto, este tendrá que ir aumentando en perfección.

 

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A continuación se transcribe lo referido al “prana” en mencionado capítulo (Síntesis del Yoga, Libro III, Capítulo XIV, EL PODER DE LOS INSTRUMENTOS):

(“”)

 

2.2.2

Pranashakti (el vital)

Purificación y trasformación del vital (incluye al aparato receptivo, psicológico).

Recepción de sensaciones físicas siendo conscientes de su fuerza vital plena y constante, que es clara, alegre y brillante, y no resulta perturbada.

 

“El Prana es no sólo una fuerza para la acción de la energía física y vital, sino que también apoya la acción mental y espiritual. Por lo tanto, se requiere el accionar pleno y libre de la shakti pránica no sólo para el uso inferior pero aún necesario, sino también para la operación libre y plena de la mente, supermente y espíritu en la instrumentalidad de nuestra compleja naturaleza humana. Ese es el principal sentido del uso de los ejercicios de Pranayama para controlar la fuerza vital y sus movimientos que es parte tan importante e indispensable de ciertos sistemas yóguicos. Igual dominio debe obtener quien busca el Yoga integral; pero puede llegar a él por otro medio y en cualquier caso no debe depender de ningún ejercicio físico ni respiratorio para su posesión y mantenimiento, pues de inmediato aquella voluntad introduce una limitación y sujeción a Prakriti. Su instrumentación ha de ser usada flexiblemente por el Purusha, pero no para ser un control fijo sobre el Purusha. Sin embargo, seguirá existiendo la necesidad de la fuerza Pránica y será evidente para nuestro autoestudio y experiencia. Según la imagen Védica será el corcel (caballo) y el vehículo (carruaje) de la mente y voluntad corporizadas, váhana. Si está lleno de fuerza, velocidad y plenitud de todos sus poderes, entonces la mente puede seguir los cursos de su acción con un movimiento plenario e inobstaculizado. Pero si es rengo, si se fatiga pronto, si es inactivo o débil, entonces se imprime una incapacidad sobre la efectivización de la voluntad y la actividad de la mente. La misma regla subsiste sobre la supermente cuando entra primeramente en acción. En verdad, hay estados y actividades en los que la mente asume en sí a la shakti pránica y esta dependencia no se siente para nada; pero aún entonces la fuerza está allí, aunque involucionada en la pura energía mental. La supermente, cuando cobra plena fuerza, bien puede hacer lo que desee con la shakti pránica, y descubrimos que, al fin, este poder vital se transforma en el tipo de prana supramentalizado que es simplemente un poder motor de esa conciencia mayor. Pero esto pertenece a una etapa posterior del siddhi del Yoga.”

 

 

2.2.2.1 Purnata

Sentido de plenitud de la fuerza vital

 

“También aquí la primera necesidad es una plenitud de la capacidad vital en la mente, de su poder para efectuar su obra plena, para tomar posesión de todos los impulsos y energías dados a nuestra vida psíquica interior para cumplirse en esta existencia, para controlarlos y ser un medio para llevarlos adelante con fuerza, libertad y perfección. Muchas cosas que necesitamos para nuestra perfección, valor y poder volitivo efectivo en la vida, todos los elementos de lo que ahora llamamos fuerza de carácter y fuerza de personalidad, mucho dependen, para su más completa fuerza y vigor, de la acción energética, de la plenitud del prana psíquico (purnata).”

 

 

2.2.2.2 Prasannata

Claridad y alegría generales

 

“Pero junto con esta plenitud debe haber un contento, claridad y pureza establecidos en el ser vital psíquico. Esta dynamis no debe ser una fuerza perturbada, ardiente, tormentosa, caprichosa ni toscamente apasionada; debe haber energía, debe tener el rapto de su acción, pero una energía clara, brillante y pura, un rapto puro, asentado y sostenido firmemente (prasannata).”

 

 

2.2.2.3 Samata

Ecuanimidad en todas las experiencias, impactos y contactos.

 

“Y como tercera condición de su perfección debe equilibrarse en una completa igualdad (samata).”

 

 

2.2.2.4 Bhogasamarthyam

Capacidad de aceptar todo el disfrute del mundo, sin deseo, pero también sin agotamiento ni saciedad.

 

“El alma del deseo debe desembarazarse del clamor, insistencia o desigualdad de sus deseos a fin de que sus deseos se satisfagan con justicia y equilibrio y del modo correcto y eventualmente debe liberarlos por completo del carácter del deseo y cambiarlos en impulsos del Ananda divino. A ese fin no debe efectuar reclamos ni imponerse sobre el corazón, la mente ni el espíritu, sino aceptar con fuerte igualdad pasiva y activa cualquier impulso y mandato que le llegue del espíritu a través del canal de una mente quieta y un corazón puro. Y también debe aceptar cualquier resultado del impulso, cualquier disfrute que en más o en menos, en todo o en nada, reciba del Amo de nuestro ser. Al mismo tiempo, la posesión y el disfrute son su ley, función, uso, swadharma. No se pretende que sea una cosa muerta o mortificada, torpe en su poder receptivo, melancólica, reprimida, mutilada, inerte ni nula. Debe tener un pleno poder de posesión, un alegre poder de disfrute, un exultante poder de pasión y rapto puros y divinos. El disfrute que tendrá será en esencia una bienaventuranza espiritual, pero que asume en sí y transforma la dicha mental, emocional, dinámica, vital y física; por lo tanto, debe tener una capacidad integral para estas cosas y por incapacidad o fatiga no debe hacer que decida el espíritu, la mente, el corazón, la voluntad y el cuerpo (bhoga-samarthya).”

 

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PORQUÉ Y PARA QUÉ PRANASHAKTI (Síntesis del Yoga, Libro III, Capítulo XVI):

Esta Shakti universal está dentro de nosotros, concentrada en nosotros, pues la totalidad de su poder está presente en cada individuo al igual que en el universo, y hay medios y procesos por los cuales podemos despertar su fuerza mayor y potencialmente infinita y liberarla en pos de su accionar mayor.

 

Podemos llegar a ser conscientes de la existencia y presencia de la Shakti universal en las variadas formas de su poder. Por ahora somos sólo conscientes del poder tal como se formula en nuestra mente física, en nuestro ser nervioso y en nuestra caja corporal que sostiene nuestras variadas actividades. Pero si podemos trasponer de una vez esta primera formación mediante alguna liberación de las partes ocultas, recónditas y subliminales de nuestra existencia mediante el Yoga, llegamos a ser conscientes de una fuerza vital mayor, de una Shakti Pránica, que sostiene y llena al cuerpo y suministra todas las actividades físicas y vitales –pues la energía física es sólo una forma modificada de esta fuerza-, y suministra y sostiene también, desde abajo, toda nuestra acción mental. También sentimos esta fuerza en nosotros, pero la sentimos asimismo en torno de nosotros y por encima de nosotros, una con la misma energía en nosotros, y podemos hacerla entrar y descender para agrandar nuestra acción normal o convocarla y lograr que se vuelque en nosotros. Se trata de un ilimitable océano de Shakti y volcará tanto de sí como podamos retener en nuestro ser. Podemos usar esta fuerza pránica para cualquier actividad de la vida, del cuerpo o de la mente con un poder mayor y efectivo que cualquiera que gobernemos en nuestras actuales operaciones, limitadas como están por la fórmula física. El uso de este poder pránico nos libera de aquella limitación dentro del alcance de nuestra capacidad para usarlo en lugar de la energía ligada al cuerpo. Puede usarse tanto para dirigir el prana como para manejar más potentemente o rectificar cualquier estado o acción corporal, para curar la enfermedad o liquidar la fatiga, al liberar una enorme cantidad de ejercicio mental y del juego de la voluntad o el conocimiento. Los ejercicios de Pranayama son los medios mecánicos familiares de (144) liberación y obtención de control de la energía pránica. También elevan y liberan las energías psíquicas, mentales y espirituales que ordinariamente dependen, para su oportunidad de acción de la fuerza pránica. Pero lo mismo puede efectuarse mediante la voluntad y práctica mental o mediante una creciente apertura de nosotros mismos hacia un poder superior de la Shakti. La Shakti pránica puede ser dirigida no sólo sobre nosotros, sino también efectivamente hacia los demás o sobre las cosas o sucesos para cualquier finalidad que dicte la voluntad. Su efectividad es inmensa, en sí misma ilimitable, y sólo limitada por el defecto de poder, pureza y universalidad de la voluntad espiritual o de otra índoles referido a ella; pero por más grande y potente que sea, es una formulación inferior, un eslabón entre la mente y el cuerpo, una fuerza instrumental. En ella hay una conciencia, una presencia del espíritu, de la que somos conscientes, pero está encasillada, involucionada y preocupada por la urgencia de la acción. No es a esta acción de la Shakti a la que podemos dejar todo el peso de nuestras actividades; tenemos que usar sus ayudas mediante nuestra iluminada voluntad personal o requerir una guía superior; pues de por sí actuará con fuerza mayor, pero de acuerdo con nuestra naturaleza imperfecta y principalmente mediante el impulso y dirección del poder vital que está en nosotros y no de acuerdo con la ley de la existencia espiritual suprema.

Síntesis del Yoga, Libro III, Capítulo XVI

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A continuación se transcribe lo referido al “chita” en mencionado capítulo (Síntesis del Yoga, Libro III, Capítulo XIV, EL PODER DE LOS INSTRUMENTOS):

(“”)

 

2.2.3

Chitashakti (la conciencia básica subyacente o mente subliminal) -citta-

Amplia y universal capacidad de amar, sin deseo, anhelo o desánimo.

 

“El próximo instrumento que necesita perfección es el citta, y dentro del complejo significado de esta expresión podemos incluir al ser emocional y al puro ser psíquico. Este corazón y ser psíquico del hombre, atravesado con los hilos del instinto vital, es algo de mixtos e inconstantes colores emotivos y de emociones anímicas, buenos y malos, felices e infelices, satisfechos e insatisfechos, perturbados y calmos, intensos y apagados. Agitados e invadidos de esa manera, no se familiarizan con ninguna paz real, son incapaces de una firme perfección de todos sus poderes. Mediante la purificación, mediante la igualdad, mediante la luz del conocimiento, mediante una armonización de la voluntad puede procurarse una tranquila intensidad y perfección.”

 

 

2.2.3.1 Snigdhata -saumya-

Sentido de riqueza y contentamiento del sentimiento.

 

 

2.2.3.2 Tejahslagha (Tejas) -raudra-

Abundante poder moral y abundante energía.

 

“Los dos primeros elementos de esta perfección son, por un lado, una elevada y amplia dulzura, apertura, gentileza, calma y claridad; por el otro, una fuerte y ardiente fuerza e intensidad. En el carácter y acción divinos no menos que en el carácter y acción humanos ordinarios hay siempre dos ramales: dulzura y fuerza, suavidad y fuerza, saumya y raudra, la fuerza que soporta y armoniza, la fuerza que se impone y obliga, Vishnu e Ishana, Shiva y Rudra. Ambos son igualmente necesarios para una perfecta acción mundana. Las perversiones del poder de Rudra, brutalidad, crueldad, ambición egoísta, amor por la violencia en el corazón son tormentosa pasión, ira, fiereza, aspereza, dureza, dominio. Hay que desembarazarse, de estas y otras perversiones humanas mediante el florecimiento de un ser psíquico calmo, claro y dulce.

 

Pero, por otra parte, la incapacidad de fuerza es también una imperfección. Flojedad y debilidad, autoindulgencia, cierta blandura y flexibilidad o inerte pasividad del ser psíquico son el último resultado de una vida emocional y psíquica en la que la energía y poder de aserción ha sido reprimido, desanimado o matado. Tampoco es perfección total tener sólo la fuerza que soporta o cultivar sólo un corazón de amor, caridad, tolerancia, suavidad, mansedumbre y paciencia. El otro lado de la perfección es un poder de Rudra autocontenido, calmo y desinteresado, armado con fuerza psíquica, la energía del corazón fuerte que es capaz de soportar sin sobrecogerse una acción insistente, externamente austera o incluso, cuando es necesario, violenta. Una luz ilimitada de energía, fuerza, pujanza armonizada con dulzura del corazón y claridad, capaz de ser una con esto en la acción, el relámpago de Indra que parte del orbe de los rayos lunares de néctar de Soma es la doble perfección. Y estas dos cosas, saumyatva, tejas, deben basar su presencia y acción en una firme igualdad del temperamento y del alma psíquica liberada de toda crueldad y todo exceso o defecto de la luz del corazón o del poder del corazón.”

 

 

2.2.3.3 Kalyanasradhha (Kalyana sraddha)

Confianza en la gracia divina y la ayuda y sentido general de mangala.

 

“Otro elemento necesario es una fe en el corazón, una creencia en el bien universal y una voluntad depositada en éste, una apertura al Ananda universal. El ser psíquico puro es de la esencia de Ananda, proviene del alma del deleite en el universo; pero el corazón superficial de la emoción es avasallado por las apariencias conflictivas del mundo y sufre muchas reacciones de pena, miedo, depresión, pasión, dicha efímera y parcial. Un corazón igual es necesario para la perfección pero no sólo una igualdad pasiva; debe existir el sentido de un poder divino que obra en pro del bien detrás de todas las experiencias, una fe y voluntad que pueden convertir los venenos del mundo en néctar, ver la más feliz intención espiritual detrás de la adversidad, el misterio del amor detrás del sufrimiento, la flor de la fuerza y dicha divinas en la semilla del dolor. Esta fe, kalyana-sraddha, es necesaria a fin de que el corazón y todo el abierto ser psíquico puedan responder al Ananda divino secreto y cambiarse en esta verdadera esencia original.”

 

 

2.2.3.4 Premasamarthyam (Prema samarthyam)

Capacidad de amor ilimitado hacia todos los seres y todos los objetos.

 

“Esta fe y voluntad deben ser acompañadas por una ilimitable, amplísima e intensísima capacidad de amor y franquearse a ésta. Pues el principal cometido del corazón, su verdadera función es el amor. Es nuestro apropiado instrumento de completa unión y unidad; pues ver la unidad en el mundo mediante el entendimiento no basta a no ser que también la sintamos con el corazón y en el ser psíquico, y esto significa un deleite en el Uno y en todas las existencias del mundo en él, un amor de Dios y de todos los seres. La fe del corazón y la voluntad en el bien se fundan en una percepción de la única Divinidad inmanente en todas las cosas y que rige al mundo. El amor universal ha de fundarse en la visión del corazón y en el sentido psíquico y emocional de la Divinidad única, del Yo único en toda la existencia. Los cuatro elementos en total formarán entonces una unidad e incluso al poder de Rudra de luchar por la rectitud y el bien procede sobre la base de un poder de amor universal. Esta es la perfección suprema y más característica del corazón, prema-sámarthya.”

 

 

A continuación se transcribe lo referido al “buddhi” en mencionado capítulo (Síntesis del Yoga, Libro III, Capítulo XIV, EL PODER DE LOS INSTRUMENTOS):

(“”)

 

2.2.4

Buddhishakti (la inteligencia, razón o capacidad asociativa mental)

Purificación y trasformación de la facultad pensante (aparato asociativo, psicológico)

 

“La última perfección es la de la inteligencia y de la mente pensante, buddhi”

 

 

2.2.4.1 Vishuddhata

- Pureza general de la facultad pensante.

 

 

2.2.4.2 Prakasha

- Claridad general de la facultad pensante.

 

“La primera necesidad es la claridad y la pureza de la inteligencia. Debe liberarse de los reclamos del ser vital que busca imponer el deseo de la mente en lugar de la verdad, de los reclamos del perturbado ser emocional que pugna por colorear, distorsionar, limitar y falsificar la verdad con el matiz y la forma de las emociones.”

 

“Debe también liberarse de su propio defecto, inercia del poder pensante, obstructiva estrechez y reluctancia a abrirse al conocimiento, inescrupulosidad intelectual para pensar, prejuicio y preferencia, porfía de la razón y falsa determinación de la voluntad para con el conocimiento. Su única voluntad debe consistir en ser impoluto espejo de la verdad, su esencia y sus formas y medidas y relaciones, un límpído espejo, una medida justa, un instrumento fino y sutil de la armonía, una inteligencia integral. Esta inteligencia clara y pura puede convertirse entonces en serenidad luminosa, pura y fuerte radiación que emana del sol de la Verdad.”

 

 

2.2.4.3 Vichitrabodha (Vichitra bodha) -vicitra-hodha-

- Riqueza y gran variedad y minuciosidad de las percepciones.

 

“Pero además no debe convertirse meramente en concentración de luz seca o blanca sino también debe ser capaz de todas las variedades de entendimiento, dúctil, rico, flexible y brillante con toda la llama y variado con todos los colores de la manifestación de la Verdad, abierto a todas sus formas.”

 

2.2.4.4 Jnanadharanasamarthyam (Jnana samarthyam) -sarvajñana-samarthya-

- El poder de la mente de recibir y adaptarse a cualquier tipo de conocimiento sin sentir en ninguna parte limitación ni incapacidad.

 

Y equipado de ese modo se desembarazará de las limitaciones, no se encerrará en esta o aquella facultad, forma o accionar del conocimiento, sino que será un instrumento preparado y capaz para cualquier trabajo que le exija el Purusha. Pureza, clara radicación, variedad rica y flexible, y capacidad integral son la cuádruple perfección de la inteligencia pensante: visuddhi, praksa, vicitra-hodha, sarvajñana-samarthya.”

 

 

Resumen general Chatusthaya segundo: SHAKTI

“Los instrumentos normales, así perfeccionados, actuarán cada cual en lo suyo, sin la indebida interferencia proveniente de los demás y servirán a la inobstaculizada voluntad del Purusha en una armonizada totalidad de nuestro ser natural. Esta perfección debe elevarse constantemente en su capacidad de acción, en la energía y fuerza de su accionar y en cierta grandeza de la perspectiva de la naturaleza total. Entonces están preparados para transmutarse en su propia acción supramental en la que descubrirán una verdad espiritual más absoluta, unificada y luminosa de toda la naturaleza perfeccionada. Los medios de esta perfección de los instrumentos tendremos que considerarlos después; pero por ahora será suficiente decir que las principales condiciones son: voluntad, autoobservación, autoconocimiento y práctica constante, abhyása, de automodificación y transformación. El Purusha tiene esa capacidad; pues el espíritu interior puede siempre cambiar y perfeccionar el accionar de su naturaleza. Pero el ser mental debe abrir el camino mediante una instrospección clara y vigilante, una apertura de sí en pos de una búsqueda y sutil autoconocimiento que le brindará la comprensión y, en grado creciente, el dominio de sus instrumentos naturales, una voluntad vigilante e insistente de automodificación y autotransformacíón -pues a esa voluntad debe eventualmente responder Prakriti con cualquier dificultad o resistencia inicial o prolongada-, y una infalible práctica que rechazará constantemente todo defecto y perversión, reemplazándolos con un estado correcto y un accionar correcto y elevado. Ascesis, tapasya, paciencia y fidelidad y rectitud del conocimiento y la voluntad son las cosas requeridas hasta que intervenga un Poder mayor que nuestros yoes mentales para efectuar una transformación más fácil y rápida.”

 

 

 

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